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Por: Mario Alejandro Rodríguez

Si hay una realidad a la que no están acostumbrados los hinchas del Deportes Tolima, al menos en una fase regular de la Liga, es a la eliminación. En un escenario poco habitual para un plantel que se ha empeñado en ser protagonista en el certamen, con números que serían la envidia de cualquier otro club; algunos de ellos muy lejos de la regularidad de un proyecto deportivo a todas luces exitoso.

Es por tal motivo que resulta por demás extraño ver, a estas alturas del torneo del segundo semestre, a los 'Pijaos' en el puesto 17 con solo siete unidades, y desde ya sacando la 'calculadora' para saber si las cuentas cuadran con miras a estar -una vez más- entre los ocho mejores. Una situación poco usual, pues han pasado bastante hojas en el calendario para registrar un nuevo fracaso de los 'Musicales'. 

Para mirar cuál fue la última campaña en la que no se logró el objetivo por parte del 'Vinotinto y Oro', hay que remontarse al primer semestre del 2017, cuando el equipo que fue dirigido en la misma campaña por tres entrenadores: el uruguayo Gregorio Pérez, Carlos César Castro y Óscar Héctor Quintabani, se quedó al margen del lote de clasificación, justamente en la casilla 17 con 20 puntos.

Por aquel entonces, al término del octavo partido, el balance no era muy distante al actual: tenía siete puntos de 24 posibles y se ubicaba en el puesto 15. Cuando se pensaba que el referente de aquel 1982 bajo los tres palos iba a levantar la campaña de los 'Pijaos', lo cierto es que Quintabani terminó yéndose por la puerta de atrás, pues al revés liguero se sumó la prematura salida en la Copa Sudamericana.

Desde ese día han pasado nueve torneos en los que los de Ibagué han clasificado sin falta a la siguiente fase del torneo, en un lapso en el que ha jugado cuatro finales y ganó dos: un balance que, más allá de las últimas dos frustraciones en casa en la máxima instancia, no deja de ser positivo. De ahí de que no estar en el grupo de privilegio no esté dentro de las posibilidades del plantel.

Pasado irrepetible

El último gran fracaso de Hernán Torres Oliveros con el equipo de sus amores, en una situación que podría asemejarse a la actual, se remonta al 2011-2. Después de dos destacadas campañas, con una final disputada y una semifinal, quedó eliminado del campeonato, al ocupar la ubicación 15 con 22 unidades. Esto significó su renuncia del club, tras el recordado 1-4 en contra ante América en casa.

En ese semestre, el panorama era aún más favorable para los tolimenses, que en sus primeras ocho salidas sumaban 11 puntos. Pero al final la historia terminó siendo lapidaria para Torres y sus dirigidos, pues solo cosechó 11 unidades más en los 10 restantes cotejos de la instancia regular y terminó despidiéndose del torneo con más pena que gloria. Una historia que no quiere repetirse.

Los más optimistas hinchas del 'Vinotinto', se ilusionan con lo hecho en 2018-1 el samario Alberto Gamero, cuando se inició de irregular manera y se terminó alzando la segunda estrella. No obstante, al término de los primeros ocho duelos, el balance era de 11 puntos: cuatro más que los que tiene actualmente, y tuvo un levante que lo llevó a clasificarse con 33 unidades en 19 compromisos. 

Para obtener el cupo y tener una buena ubicación, vital en caso de desempate en los cuadrangulares, el profesor Torres y su nómina, una de las más costosas en la historia de la institución, tendrá que hacer un total de 27 puntos de 36 posibles. Aunque con 24 también podría aspirar a un tiquete entre los ocho, pero lo más probable es que lo haga como séptimo u octavo en la tabla; poco favorable en esta fase.

Tal vez la estrategia de no dar a conocer información a la prensa, por miedo a que la sepan sus rivales, le funcione para revertir el amargo presente. Pues esa ha sido su costumbre: no informar de manera oportuna el estado de salud de su grupo, no dar a conocer a tiempo la lista de convocados y, la más reciente, la de salir a decir a los medios que solo la familia Camargo podrá decidir su futuro. 

Foto: Dimayor