Opinión: Dos lustros buscando la segunda




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Por: Carlos Alberto Rivera Abaúnza
Especial para El Rincón del Vinotinto 

Domingo 21 de diciembre de 2003, fecha grabada en la memoria de todo hincha del Deportes Tolima. Etapa que visualizaba una época dorada y llena de triunfos y de más logros. Diez años después vemos el escudo con esa estrella solitaria que muestra la falta de empuje, suerte y algo más a la hora de pelear por la gloria. 

Dos lustros han pasado, con cerca de siete técnicos en el banquillo 'Pijao' y jugadores en cantidad, más no en calidad. Resultados importantes pero con pocos logros. Campañas equilibradas que suscitaban un sello para el recuerdo, ya que la historia solo menciona a los mejores. 

La dirigencia del Tolima, o bueno el único, Gabriel Camargo, se ha caracterizado a través del tiempo por ser un jefe cumplidor en sus obligaciones (salarios). El fútbol de este siglo marca su funcionamiento con el nivel adquisitivo y económico, pero el pagar oportunamente no brinda un todo a la hora de cosechar títulos, que es lo que el aficionado quiere celebrar.

A los hijos se les regaña, reprende, educa pero también se les consiente y premia. Camargo a sus jugadores los ha premiado, pero poco los ha consentido. El cariño por el dinero sobrepasa todo punto de análisis para el 'Senador', la política del no préstamo ha perjudicado a muchos futbolistas que han querido darle un giro a sus carreras y únicamente el vender jugadores suele ser productivo. 

Marangoni, Julio, Anchico, Charria, Quintero, Bolívar, Chará, Marrugo, entre otros, son ejemplos de comprar barato y vender en una cifra considerable. Pero la otra cara se la llevan los Perlaza, Briceño, Mejía, Peralta y algunos más, quienes no lograron una empatía a la hora de negociar un futuro y abandonaron la institución. 

Extranjeros de muy bajo nivel, salvo cuatro buenas adquisiciones en la última década (Pereira, Marangoni, Silva y Ramírez) han sido detonante para la baja producción futbolística. A la hora de hacer cuentas los balances no cuadran de forma efectiva, debido a la ideología de sumar foráneos que dejan un hueco económico y a la vez generan un ‘llanto’ progresivo. 

Los equipos grandes cuentan con grandes aficiones. Ibagué es una ciudad fría, en donde las excusas reinan. Camargo, Torres, Prince, el rival, el clima, el horario y muchas más barreras se han puesto los aficionados al fútbol de esta ciudad que hacen mella a través de los años.

Son muchas más las razones por las cuales el Deportes Tolima dejó escapar títulos y pasos a finales. Son llamativas las posiciones que han creado un imaginario en la afición que corre como agua, en cada ocasión que se diluyen las aspiraciones. El Tolima debe organizarse internamente, dejar las funciones para personas con conocimiento y evitar las improvisaciones; esto va a mejorar en absoluto las relaciones y hasta los resultados del equipo de la 'Tierra Firme'.

Identidad, afición y proyectos se deben generar a la hora de pensar en una nueva estrella, porque si se sigue por esta misma senda pasarán más lustros para encontrar la Segunda. 











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