Editorial: El fin del 'Capo'




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La historia de Gerardo Vallejo en el Deportes Tolima se acerca a su fin. Con más pena que gloria, el 'Capo' del 'Vinotinto y Oro' terminará su ciclo, que duró cerca de nueve años y estuvo marcado por sus frecuentes roces con la prensa local.

El jugador más veterano de la 'Tribu', a quien muchos le guardan un profundo respeto, y otros lo consideran el culpable del fracaso en instancias semifinales, no podrá continuar con su mito en la Capital Musical como tanto lo quería

Para verdades el tiempo. Y lo cierto es que Vallejo, quien se reclamó muchas veces como el vocero de los intereses del onceno tolimense, al final no supo estar a la altura de la responsabilidad que le fue encomendada. El llamado a ser el líder del sueño de miles de hinchas siempre defraudó en el momento más álgido de la competencia, situación que jamás podrá ser aceptada en un profesional de su recorrido.

El miedo a su poder de decisión en el grupo y su mal llamado liderazgo hizo que los diferentes técnicos que tuvo en este periodo no tuvieran el criterio suficiente para tomar las decisiones que consideraran convenientes sobre su actuar; tanto futbolístico como personal.

Si bien Gerardo aportó una cantidad incontable de minutos de buen fútbol, también se extralimitó en sus funciones como futbolista, pues quiso manipular a su antojo la interna del plantel y controlar lo que se decía a los medios de comunicación.

Quizá el peor error nuestro fue elevarlo a la categoría de ídolo, cuando no había hecho aún los méritos suficientes para ello. Y somos conscientes de esto porque caímos en ese interminable juego de elogios y epítetos, que frecuentemente nos impidieron analizar su rendimiento con argumentos sólidos, sin apasionamientos ni presiones.

Contribuimos a alimentar en los hinchas el fervor que actualmente sienten por él sin medir los alcances que podía tener ese estado de obnubilación.

En estos últimos tres años, cuando su imagen ya no fue la misma y sus choques con los periodistas de la ciudad pasaron a ser noticia, no tuvimos los pantalones suficientes para decir lo que realmente percibíamos. Que por ejemplo, en pleno partido, pidió con rabia al estratega el cambio de un juvenil sólo por serlo, pese a que éste demostró condiciones de sobra para continuar en la cancha. 

Además, no fuimos capaces de denunciar su actitud irresponsable cuando se hizo expulsar en cotejos determinantes para su escuadra: como la final del 2010 frente al Once Caldas, por un codazo al tolimense Dayro Moreno y el último partido del Finalización 2011, en la humillante derrota 4-1 ante al América de Cali.

En el recuerdo quedará que fue gracias a su presencia en el elenco de la 'Tierra Firme' que su nombre brilló en la Selección Colombia de mayores. Que el excelente nivel de juego que tuvo en el subcampeonato de 2006 lo llevó a disputar la Copa América en 2007, bajo la conducción técnica de Jorge Luis Pinto, al igual que el inicio de la Eliminatoria al mundial Sudáfrica 2010. 

Pero también perdurará la imagen de un futbolista de humor variable, a veces introvertido, que casi nunca respaldó a un compañero cuando salió de forma injusta por las decisiones arbitrarias del presidente del equipo, el exsenador Gabriel Camargo Salamanca y que siempre prefirió callar en los momentos de crisis. 











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