En el fútbol, como en la vida, el karma existe. Y de eso puede dar fe el antioqueño David González, que a ocho meses y 20 días de haber finalizado su etapa como director técnico del Deportes Tolima, pese a que había recibido una respuesta afirmativa para seguir con el proyecto deportivo y contaba con el irrestricto respaldo del presidente César Camargo, fue echado de Millonarios: club al que se fue por más dinero.
González, el mismo que el 31 de diciembre de 2024 dejó tirado su cargo como entrenador del cuadro ‘Pijao’, a una semana del inicio de la pretemporada, y que obligó a la directiva a buscar un entrenador de urgencia para afrontar la entrante campaña, terminó de la peor forma su ciclo en el elenco ‘embajador’. Y lo hizo dejándolos como últimos del tablero de posiciones, con apenas un punto de los 18 disputados.
La goleada sufrida el domingo 17 de agosto frente al combinado de la ‘Tierra Firme’ en el Murillo Toro (3-1), sumada a la insólita caída en casa frente al Unión Magdalena (1-2), sentenciaron la salida del paisa del club al que le prometió —tal como lo hizo en Ibagué— salir campeón del FPC, y con el que fracasó de manera estruendosa. González cambió confianza y proceso por más ingresos, y lo pagó caro.
“Decisiones en caliente me enseñaron desde niño a tratar de no tomarlas. Pero de todas maneras he sido comunicado por parte del club que no continúo. La situación es insostenible y es entendible el punto de vista de nuestros directivos. Van a haber cambios y seguramente cosas distintas”, expresó González, que no tuvo la capacidad de renunciar y, en consecuencia, tuvo que ser cesado por los dirigentes azules.
De esta manera, el estratega de 43 años no pudo ni siquiera emular lo que había alcanzado en la divisa tolimense, pues se marchó sin avanzar a una finalísima de la liga, y eliminado de la Copa Sudamericana en la primera fase, a manos del Once Caldas: el mismo que en la actualidad está en los cuartos de final del torneo, en un camino que empezó dejando en el camino al entrenador y su grupo.